El espectáculo vivido hoy en el Congreso de los Diputados, ¿Cómo lo podríamos calificar? de, ¿Vergonzoso?, ¿Insultante?, ¿tercermundista?, no. No, porque no tiene calificativo. Ha sido un espectáculo digno de nuestra dirigencia política. Una dirigencia vacía, pobre, inmoral y, si cabe, presuntamente traidora a la Constitución y leyes que juraron defender.
El espectáculo de hoy, no es en nada diferente a lo visto en sesiones anteriores, el insulto, el engaño, las ofensas, expresadas de manera muy bien vocalizadas, lo único que vocalizan bien, por los representantes de todos los ciudadanos, invitaba a pensar que, en los tiempos venideros todo iría a mas, así fue.
Hoy un diputado, el señor Rufián (ERC), un representante del pueblo español o, de una parte de él, fue expulsado del hemiciclo. Un lugar, el Congreso de los Diputados y Senado, donde, de manera religiosa, por la “honorable labor realizada”, la representación del pueblo, se hacen mensualmente acreedores de una envidiable paga, con dietas aparte.
La imagen del arco parlamentario, el Congreso de los Diputados, con todos sus sillones ocupados donde, si procede, se amamantan bebés, se juega al tetris con el móvil, se duerme, mientras el compañero o, el “adversario político” dentro del hemiciclo pues, en los restaurantes del exterior, comparten e intercambian intereses, expone “algo” que no entienden ni interesa, pues, con antelación son ordenados, si levantar o no la mano para aprobar esa “mejoría para el pueblo”.
Tristemente tengo que reconocer que esas señorías, habitantes cada cuatro años, del Congreso, no me representan. Ni creo que representen a ninguno de los 47 millones de españoles pues, de no ser así y, estar yo equivocado, el espectáculo de hoy no se hubiera producido.
España, los españoles, tenemos en estos momentos verdaderos problemas. Económicos, sociales, de seguridad, de justicia, de unidad, de futuro, para que los 350 representantes del pueblo, un día sí y otro también, muestren cuales son realmente sus verdaderos intereses y, que no son los que le hablan al pueblo. Son, esos que hoy, tristemente quedaron expuestos, son, ¡¡¡ellos mismos!!!
Manuel Rodríguez V.
